“Chuzón sin frenos pega mameyazo”, “Dicen que ofrecían mordida”, “Dan chaineada a escuela”; los anteriores son extractos de titulares del periódico MAS! que leí el pasado 17 de marzo.
De acuerdo a elsalvador.com un “diario popular” se define como “diarios de fácil lectura, por lo general de un menor paginaje que los convencionales, de contenidos más cortos y muy gráficos. Son diarios alegres, innovadores, iconoclastas, que se leen con facilidad y están contribuyendo a que la gente recupere el amor por la lectura”[1].
Aparentemente el tiempo dedicado a la lectura ha disminuido en los últimos años en Latino América “al pasar de un promedio diario de 97 minutos en 2005 a 35 minutos en 2009” [2], con lo que las personas buscan periódicos con información breve y específica (noticias nacionales, deportes y/o entretenimiento).
Debido a nuevas propuestas en diseño gráfico, contenido editorial, publicidad, estrategias de mercadeo y distribución, muchos de estos diarios populares se están convirtiendo en “lideres” de circulación en sus respectivos países; aumentando los ingresos económicos de las editoriales.
Sobrentiendo que la intención de este periódico de apenas ocho hojas, impresas tiro y retiro y con un precio de $ 0.25 de dólar es acercar las noticias a un segmento de la población que “no tiene interés real” por la lectura, que gusta informarse de forma “breve” y sin propiciar mayor esfuerzo reflexivo, la estrategia es escribir las noticias como si fuesen ellos mismo quienes las están contando.
Comparto la intención de acercar la lectura a un segmento de la población que no tiene interés en esta, pero no estoy de acuerdo con el estilo del periódico MAS! no hay que engañarnos ¡No contribuye! sucede lo contrario, la información que presenta no fomenta la lectura sino una tendencia amarillista que anula la racionalización de la información; el target[3] no se esfuerza por pensar y reflexionar las situaciones sociales que describe el periódico, más bien practica una lectura morbosa y de entretenimiento, que se puede saciar leyendo una revista de chismes, conversando con los vecinos en el pasaje, en la tienda o en la esquina de la pupusera, menospreciando así a un segmento de la población, al que se le considera incapaz de analizar la situación social que vive su país, ya que se le presentan las noticias con poco contenido.
Deben existir periódicos accesibles, no solo por precio, sino también por la información que comparten, se debe presentar la noticia en formato sintético, de fácil lectura y sin tecnicismos, para realmente informar. El amor por la lectura se fomenta en casa, en los centros de estudio y a través de los medios de comunicación escrita que realmente son responsables con la información que facilitan a sus lectores.
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